
Merecido homenaje en Pampa Esperanza para un poblador que siempre dio una mano a la comunidad.
Con enorme emoción, días atrás se llevó a cabo un sencillo pero sentido acto de imposición del nombre de Hilario Mateo Radovancich a la Escuela 701 de Pampa Esperanza, en jurisdicción de Quitilipi.

Se trató de un justo homenaje a “Bili” Radovancich, un poblador de esta zona rural del que ha colaborado incansablemente con varias generaciones que pasaron por el establecimiento del lote 15.

Esta escuela surgió por la necesidad de la comunidad en una época de montes y cañadas en que era muy difícil para todos poder trasladarse hasta establecimientos en el pueblo. Por esta razón los vecinos comenzaron a reunirse en 1960 para solicitar una escuela, y fue el propio Mateo el que ofreció su casa como primer emplazamiento para que funcione la institución. En aquel entonces la escuela tenía un solo maestro que, además, era albergado por don Bili y doña Nena en la casa. Mientras tanto, las gestiones comunitarias prosiguieron hasta que unos años después se obtuvo el terreno donde finalmente se construyó el edificio propio.
Delia Sánchez, directora de la institución, dijo que se eligió el nombre de don Mateo “porque era un hombre altruista y generoso, a quien acudían todos los que necesitaban algo”.
Destacó además que era “una persona solidaria y con gran visión de futuro” y remarcó que ese tipo de ejemplos “son un espejo en que deberíamos mirarnos todos y reflexionar lo bien que le hacen a nuestra sociedad más que palabras, hechos”.